Esta semana fue la primera de una nueva etapa en mi vida; una que no me emociona demasiado, aunque debería ser totalmente lo contrario. He perdido muchas cosas en el camino, pero confiaba completamente en mi habilidad para mover a las masas, y esta semana descubrí que eso también se fue. Me sentí tan completamente antisocial que ni siquiera parecía yo. Alguien robó mi cuerpo y lo colocó inmóvil, calentando una banca, sin opinión ni habilidades sociales.
Al final la semana mejoró un poco. Un chico me invitó a salir, pero no confío en las personas que sonríen demasiado, me dan la impresión de ocultar cosas, de estar incluso más dañados que yo. Un giro inesperado ocurrió después de todo, las personas verdaderamente antisociales se acercaron a mi, me confunden, creen que soy como ellos. No lo soy, no quiero serlo. Hubo un tiempo en el que brille, en el que ardí como persona, esa chispa sigue presente, sólo necesito encontrarla. Lo bueno de estar rota es que puedo reconocer a quienes están igual que yo, tengo que reconocer que es muy útil.
Mi alma no puede estirarse más, volverá a contraerse. Sé que no volverá a su forma original, es imposible, pero debo creer que todo es para mejor. Estas dudas, esta tristeza tan profunda y segura, no van a abandonarme. Estoy bien con ello, puedo soportar el dolor, la soledad, el estar con las personas ahora es algo opcional. Sigo esperando por el Yuanfen para el cual he sido colocada aquí.
En un baúl donde todos somos juguetes rotos, olvidados y polvorientos, ¿podré encontrar mi lugar?
Pi*9+!
Bites!
-Chica Cocodrilo
